"Lo mejor de viajar de la manera
en la que lo estoy haciendo, es decir, sin tiempos ni mayores
responsabilidades, es que puedo adaptarme a los cambios casi sin siquiera
pensarlo. Si una ciudad me gusta y encuentro trabajo me quedo, de lo contrario
sigo hasta encontrar el próximo destino que me albergue de la manera que yo
quiero y que yo necesite. Creo que esto es lo más cercano a la libertad que
experimente hasta ahora…
Pero algo me estaba faltando. Es
una ciudad muy atractiva, pero luego de haber pasado un mes deambulando por sus
calles y callejones, me di cuenta que la naturaleza, los bosques y las montañas,
me faltaban como el aire. Fue un mes donde pude conocer los secretos de
trabajar en un bar, hacer muy buenos amigos allí y darme cuenta que las grandes
ciudades definitivamente no son para mí. Por ello, y con una cuota de suerte
extra, me mude al pueblo de Machu Picchu (más conocido como Aguas Calientes,
por tener a sus afueras un complejo de baños geotermales), donde el Hostel
Supertramp me esperaba para ser las veces de recepcionista. Según los
especialistas, es “un pueblo que no debería existir”, ya que su ubicación entre
medio de enormes montañas y valles que confluyen directamente en su posición,
es año tras año azotada por las crecientes de los ríos que la rodean, dejando
en vilo a su población hasta que el largo periodo de lluvias (desde octubre a
febrero, aproximadamente) concluya con la salida tan esperada del sol. Sin
embargo, las construcciones crecen de la misma manera que el turismo en este
pueblo. Será que al ser la antesala del Santuario Machu Picchu, el sitio arqueológico
por excelencia de la Civilización Inca y declarado Patrimonio Mundial de la
Humanidad por la UNESCO, no puede dejar de abastecer a cada uno de los turistas
que curiosos llegan a este pueblo, de manera fugaz y seguramente sin saber
realmente el real valor de este sitio.
En el año 1911 y con la ayuda de
algunos pobladores locales, el estadounidense Hiram Bingam, acompañado por un
grupo de arqueólogos especializados, redescubre lo que para entonces era la
“ciudad perdida de los Incas”, una ciudadela que se presume albergó entre 700 y
800 personas rodeada de increíbles terrazas de cultivos que finalizan en altísimos
acantilados. Eximios arquitectos y mejores astrónomos, los Incas adoraban a
INTI (el Sol) como la mayoría de los pueblos andinos, Hijos del Sol. Por esto,
realizaron innumerables observatorios, templos y relojes solares, que les
permitieron establecer las diferentes estaciones o épocas del año (de lluvia o sequía)
marcando los parámetros con los Solsticios de invierno y verano el 21 de junio
y 22 de Diciembre, respectivamente.
Recorrer sus pasillos, caminar
sus terrazas y observar las mismas montañas o Apus que ellos mismos observaban,
es una sensación única, donde se mezclan sentimientos que te hacen preguntar,
como puede ser que el “progreso” haya acabado con semejante civilización donde
cada obra se encontraba en perfecta armonía con la naturaleza, donde cada
montaña y expresión natural representaba lo mas puro de la Pacha Mama, para ser
reemplazada por enormes ciudades y urbanizaciones que poco, o mejor dicho nada,
tienen que ver con esto.
Para muchos, y como sucede con
casi todos los pueblos nativos de América, el pueblo Inca es un pueblo olvidado
y del cual solo quedan sus ruinas, hoy aprovechadas únicamente como atractivos turísticos.
¿Como es posible que esto suceda? ¿Tan erróneo era pensar que hay que adorar y
rendirle tributos a la Madre Tierra porque es ella la que nos da los frutos de
los cuales vivimos? ¿Tan desacertado era adorar al Sol como fuente primaria de
vida, cuando hoy en día y con toda la ciencia y tecnología sabemos que sin él
no podemos vivir? ¿Tan necesario era erradicar de cuajo una cultura ni mejor ni
peor, sino tan solo diferente?
En unos días se cumple el 520
aniversario del “Descubrimiento de América” y que más puedo pedir que
encontrarme en este lugar para hacer escuchar mi vos de repudio o simplemente
de ignorar esta fecha que no hace más que conmemorar el mayor genocidio de la
historia.
Sólo me queda una semana en Machu
Picchu pueblo, y luego de casi 2 meses de estadía en este maravilloso lugar,
solo me quedan palabras de agradecimiento. Que más que aprender sobre una
cultura estando y conviviendo en el mismo lugar que ellos lo hicieron, mojándome
con la misma lluvia, iluminándome con el mismo Sol y cautivándome con las
mismas montañas que ellos adoraron.
El camino sigue…"
Éso es lo ¿feo? de Perú, te das cuenta cómo explotaron y liquidaron poco a poco, a una de las culturas mas nutridas y mas impactantes (que hasta ahora, yo he conocido). Lo bueno es que podemos abrir los oídos, los ojos y la mente y aprender a no cometer los mismos errores, ni seguir los mismos pasos de los Conquistadores.
ResponderEliminarQué rápido me pasó el tiempo, desde que te fuiste para mí ha sido un mes, jaja. Te quiero y te deseo el mejor camino para el mejor caminante!
Nos vemos por el mapamundi!
Cinti
gracias por compartir tu tan extraordinaria experiencia de volver sobre los pasos de nuestros pueblos originarios.
ResponderEliminarCholita
Aveces si hay pueblos que "no deberian existir".. pero para la gente que no sabe apreciar sus "riquesas".
ResponderEliminarMachu Picchu pueblo, al igual que todos esos pequeños pueblos que viven en armonia con la nuestra madre tierra, conservan sus riquesas..
Uno se da cuenta viajando, que no es el oro ni las grandes y lujosas construcciones lo que hacen rico a un lugar.. sino la paz con la que vive su gente.
en un primer momento los podriamos ver como "pobres".. hasta que uno convive con esta gente y aprende que no se necesitan grandes lujos ni bienes materiales.. sino que lo unico que necesitamos es el justo fruto y refugio que la tierra sola nos ofrece.
Ojala Aguas Calientes siga refugiada y protegida entre sus montañas.. asi ningun hombre "civilizado" se atreva siquiera a romper esa armonia.
Buen Viaje Loco! Que el viento te empuje cuando no tengas mas fuerzas, que la lluvia te moje cuando necesites refrescarte y el sol te seque y recargue de energias!
Te quiero mucho amigo! :)
genio
ResponderEliminarQue capacidad para describir la mezcla de sensaciones y pensamientos que se le vienen a uno a la cabeza cuando llega a tan imponente lugar. Como siempre es un placer leerte amigo!
ResponderEliminarEs tan cierto todo lo que expresás Titiiii... que hoy creo que debemos encarar el futuro luchando por esta -nuestra- forma de pensar.
ResponderEliminarHago un paralelo a esa conquista que hace 520 años se dio en nuestro continente y que hoy -a pesar de que muchos lo niegan- sigue en curso por parte de empresas transnacionales saqueando nuestros recursos y poniendo en juego los bienes comunes (mal llamados "recursos naturales"), y así poniendo en juego también la vida de millones de sus habitantes. Alguna vez un señor mayor de Tinogasta me explicó que su lucha contra las mineras era contra un progreso que no respetaba el "equilibrio", ya que no se concibe ningún progreso sin él. Ese equilibrio es el establecido con la Pacha Mama.
Esta es la gente verdaderamente rica: rica de espíritu, rica de sensibilidad, es la gente que no necesita bienes materiales para ser feliz. Que entienden que esa felicidad depende de mantener la vida y esa vida depende de la salud de la tierra.
Ojalá aprendamos a encontrar esa armonía... como alguna vez la encontraron los Incas y que hasta hoy nos siguen enseñando con su legado.
Bueno, me colgué. Perdón pero me quería tomar el tiempo para contestar tranquilo estas cosas increíbles que describís.
Sabés todo lo que te quiero amigo, y espero poder verte pronto.
Abrazo.
Lea.