domingo, 19 de septiembre de 2010

Una Nueva Etapa

Hace exactamente 4 meses, aterricé en el aeropuerto de Queenstown con una valija cargada con mucho más que ropa para un año. Cada una de esas prendas traía consigo un sueño y cada bolsillo estaba repleto de expectativas y ansias por saber como serian mis primeros pasos en esta aventura.
De manera casi mágica, los conocidos se transformaron en amigos y los primeros pasos comenzaron a formar una carrera hacia la próxima etapa...

Casi un mes tardo en llegar lo que sería mi primer trabajo en Nueva Zelanda, kitchen steward en la cocina de Skyline Queenstown. Un trabajo que a simple vista no es más que lavar platos, cubiertos y pisos en un restaurante. Pero mirando un poco mas entrelineas, me encontré trabajando en un lugar rodeado de gente de todas las nacionalidades, con historias tan diferentes unas de otras y con un ambiente que realmente valía la pena. Rumania, Lituania, Indonesia, son algunos de los países que formaban parte del staff del restaurante.
Junto con las primeras sensaciones, los inolvidables mates en la costa del lago que se repiten aun hasta en los días mas fríos, llegaron los primeros paseos y los primeros viajes por la isla sur. Desde la inmensidad del mar en la costa de Bluff, hasta el increíble Milford Sound, pasando por toda la gama de pequeños placeres como disfrutar de un atardecer en la costa del mar.
Ayer, se cumplieron los tres meses de contrato que me permite mi visa de Working and Holidays. Tres meses que sirvieron no solo para juntar el dinero que me permitió darme todos los gustos que quisiera en esta ciudad, sino que me permite seguir soñando con un viaje de 13 días por Nueva Zelanda y luego uno de 45 por el Sudeste Asiático. Y lo más sensacional de todo, es la cantidad de amigos que dejamos en ese restaurante. Amigos que nos agradecieron en todo momento por transmitir siempre la alegría de estar en el lugar donde queremos estar, riendo, cantando y disfrutando del momento que sea.
Solo restan cinco días para el comienzo de nuestro viaje. Va a ser difícil decir adiós a tantas personas y dejar atrás esta hermosa ciudad.
Una nueva etapa se abre en mi viaje. Recorrer el país para luego dejarlo por 45 días y regresar para tomar rumbo norte, hacia un pueblo que pareciera ser el elegido para pasar mis próximos meses en Nueva Zelanda a partir de noviembre. Russell, es un pueblo de casi mil habitantes en la costa del mar, en una gran bahía repleta de islas que llamo mi atención desde el momento en que la vi en el mapa. Aun falta un largo camino por recorrer y cuando aterrice nuevamente en Auckland, será para llevar mi valija no solo cargada de mis sueños originales, sino con todo lo recolectado en el viaje…

1 comentario:

  1. La verdad, te leo y se me pone la piel de gallina! me emociona muchísimo y me alegra mucho mas saber que este lindo sueño que en algún momento tuviste, hoy lo estas sintiendo en la piel, en el alma y en el espíritu!
    Admiro mucho tu valentía esa de "comerte el mundo", esa que todos deseamos y que pocos se atreven a llevar a cabo.
    Gracias! gracias por contagiar de magia mi vida y por demostrar que cuando uno sueña desde el alma, estos sueños se cumplen!

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